sábado, 9 de agosto de 2008
BARACK OBAMA
Sobre Barack Obama
El nombre de Barack Obama comenzó a cobrar relevancia en los tímpanos de la opinión pública mundial cuando alcanzó a la señora Hillary Clinton en la carrera electoral en aras de la candidatura por el partido Demócrata de los Estados Unidos. Poco más tarde nos enteramos, no sin azoro, que el fenómeno de Barack Obama también representaba el primer triunfo del internet sobre la televisión en un proceso electoral. Su estrategia de propaganda le permitió recaudar la mayor parte de los recursos de su campaña a través de la fórmula de los donativos. Esto quiere decir que no está constreñido a los abrasivos compromisos con los grandes capitales. Y además, de ser cierto esto, quedría decir que el pueblo estadounidense estaría tratando de tomar en sus manos los cauces de su propio destinio.
Uno de los argumentos centrales que en la palestra política ha blandido Barack Obama y que se le ha convertido en un filamento para imantar las preferencias del electorado de de los Estados Unidos, es que sin ambages propone la retirada de las tropas estadunidenses del infierno alucinante de Irak.
Y la forma de proponerlo no ha carecido de agudeza, porque no lo formula de tal manera que pudiera pensarse que se trata de una retirada como producto de un estrepitoso fracaso en el orden militar, sino que él argumenta que el gobierno republicano se ha equivocado en distinguir el vórtice de la amenza, del peligro. Obama sostiene que el peligro más bien se localiza en Paquistán.
El caso es que Obama se ha vuelto un personaje de una gran importancia y si bien en muchos sectores críticos despierta escepticismo, por otro lado no son pocos a quienes despierta la sensación de la esperanza. No la esperanza del redentor, pero si la de que el nivel de agresividad de los gobiernos de Washignton decline un tanto, que decline el perfil beligerante.
En este espacio de elucubración en La Tregua estaremos pendientes del desarrollo de la contienda electoral en los Estados Unidos y seguiremos comentando al respecto, por supuesto.
El Tigre Famélico
El nombre de Barack Obama comenzó a cobrar relevancia en los tímpanos de la opinión pública mundial cuando alcanzó a la señora Hillary Clinton en la carrera electoral en aras de la candidatura por el partido Demócrata de los Estados Unidos. Poco más tarde nos enteramos, no sin azoro, que el fenómeno de Barack Obama también representaba el primer triunfo del internet sobre la televisión en un proceso electoral. Su estrategia de propaganda le permitió recaudar la mayor parte de los recursos de su campaña a través de la fórmula de los donativos. Esto quiere decir que no está constreñido a los abrasivos compromisos con los grandes capitales. Y además, de ser cierto esto, quedría decir que el pueblo estadounidense estaría tratando de tomar en sus manos los cauces de su propio destinio.
Uno de los argumentos centrales que en la palestra política ha blandido Barack Obama y que se le ha convertido en un filamento para imantar las preferencias del electorado de de los Estados Unidos, es que sin ambages propone la retirada de las tropas estadunidenses del infierno alucinante de Irak.
Y la forma de proponerlo no ha carecido de agudeza, porque no lo formula de tal manera que pudiera pensarse que se trata de una retirada como producto de un estrepitoso fracaso en el orden militar, sino que él argumenta que el gobierno republicano se ha equivocado en distinguir el vórtice de la amenza, del peligro. Obama sostiene que el peligro más bien se localiza en Paquistán.
El caso es que Obama se ha vuelto un personaje de una gran importancia y si bien en muchos sectores críticos despierta escepticismo, por otro lado no son pocos a quienes despierta la sensación de la esperanza. No la esperanza del redentor, pero si la de que el nivel de agresividad de los gobiernos de Washignton decline un tanto, que decline el perfil beligerante.
En este espacio de elucubración en La Tregua estaremos pendientes del desarrollo de la contienda electoral en los Estados Unidos y seguiremos comentando al respecto, por supuesto.
El Tigre Famélico