jueves, 14 de agosto de 2008

ESGRIMA DE SUFRAGIOS EN LA PALESTRA ELECTORAL





Las características y el perfil de los candidatos que rivalizan electoralmente por la presidencia de los Estados Unidos ya despertó a estas alturas un inmenso interés en todas partes del mundo y sin duda alguna, el desenlace de la contienda en los primeros días de noviembre repercutirá de manera terminante en la médula misma de la política de México.

Para no ir tan lejos baste considerar que los dos más recientes períodos presidenciales oficiados desde la Casa Blanca estuvieron a cargo de una figura anodina catapultada desde el seno mismo del Partido Republicano y justo en todo ese lapso aquí en nuestro país los sectores conservadores y la derecha recalcitrante se posicionaron de importante minaretes de poder político y económico, entre ellos, por cierto, la misma presidencia de la república.

Si hipotéticamente se alza con la victoria John McCain entonces persistirá la inercia tortuosa de los ocho años anteriores, esto quiere decir que las tropas estadounidenses permanecerán acantonadas en Irak, se entoldará de amenazas el cielo de los inmigrantes, se erigirá el ominoso muro en la frontera con México, arreciarán las hostilidades contra la soberanía de Cuba, se atizará hasta el encono el conflicto bélico del Cáucaso y Hollywood continuará sin rubor con su espectacular producción de bodrios pueriles.

En cambio si se levanta con la victoria en las urnas Barack Obama por lo menos contaremos con la vaga esperanza de que no sabremos exactamente qué es lo que va a suceder a continuación. Se encenderá la posibilidad...remora, cierto, pero posibilidad al fin y al cabo de que Obama represente un arrebato de gallardía y de esa forma encarne la verdadera voluntad del pueblo estadounidense y en consecuencia arrostre y ponga freno a la voracidad sanguinaria de los gigantescos capitales financieros.

Pero lo más importante de todo es que si la suma de los sufragios concede el triunfo a Barack Obama, entonces los discursos y las acciones del actual gobierno de México experimentarán necesariamente un viraje hacia otra parte, porque se esfumaría del panorama los guiños aquiescentes y estólidos del actual mandatario estadunidense.

Imaginemos las fabulosas escenas que se desencadenarían aquí si en la Casa Blanca desaparece la obstinada reticencia a que un candidato de izquierda escale la presidencia en nuestro país.

El Tigre Famélico