EL CAFÉ DEBE SER NEGRO COMO EL DEMONIO, CALIENTE COMO EL INFIERNO, SUAVE COMO EL AMOR Y PURO COMO UN ÁNGEL
(Talleyrand, político francés del siglo XVIII)
El café
Tengo tu mismo color
y tu misma procedencia,
somos aroma y esencia
y amargo es nuestro sabor.
Tú viajaste a Nueva York
con visa en Bab-el-Mandeb,
yo mi trópico cruce
de Abisinia a las Antillas,
soy como Ustedes, semillas,
soy grano de café.
En los tiempos coloniales
tú me viste en la espesura
con mi liana en la cintura
y mis arbóreos timbales.
Compañero de mis males
yo mismos te trasplanté
surgiste y yo progresé:
en los mejores Hoteles
te dijeron ¡que bien hueles!
y yo asentí “ui, mesie”.
Tú de porcelana fina,
cigarro, puro y coñac;
yo de Smoking, yo de Frac,
yo percibiendo propina
tú a la bolsa, yo a la ruina,
tú subiste, yo bajé....
En los muelles te encontré
vi que te echaban al mar
y no lo pude evitar
ni a las aguas me arrojé.
Y conocimos al peón
con su “café carretero”
y hablando con el obrero
recorrimos la nación.
Se habló de revolución
entre sorbos de café ;
cogí el machete...Dudé,
¡tú me infundiste valor
y a sangre y fuego y sudor
mi libertad conquiste¡...
Después vimos al poeta:
lejano meditabundo
queriendo arreglar el mundo
con una sola cuarteta.
Yo convertido en peseta
hasta las plantas rodé:
¡Qué ojos los que iluminé,
que trilogía formamos
los pobres que limosneamos
el poeta y su café!...
Tengo tu mismo color
y tu misma procedencia
somos aroma y esencia
y amargo es nuestro sabor...
Vamos, hermano, valor
el café nos pide fe,
y Changó y Ochum y Ekué
piden un grito que vibre
por nuestra America libre,
libre como el café.
Estas interesantes aportaciones al Blog han sido proporcionadas por un experto en el tema del café y buen amigo de La Tregua, el Sr. Enrique Romero Hernández.